La tradición se sostiene contra viento y marea

53º Peregrinación a Fátima – 2015

Los peregrinos trasladaron con rezos y cánticos a la Virgen desde la Catedral de Posadas hasta el santuario de Fátima en Miguel Lanús.Desde hace 53 años se realiza en la capital provincial la tradicional peregrinación hacia la ermita de Nuestra Señora de Fátima, en el kilómetro 8,5 de la ruta nacional 12, en Miguel Lanús.

El domingo 10 de mayo, pese a la lluvia, unos 5.000 fieles católicos se congregaron para honrar a la Virgen de Fátima. “Un número mucho menor al del año pasado”, explicó una fuente policial. Los fieles empezaron desde temprano a concentrarse y a marchar en una caminata que este año se realizó bajo el lema “María modelo de la vida consagrada”.

Desde las 7, una pequeña fila de peregrinos partió desde la Iglesia Catedral de Posadas con la imagen de la Virgen a cuestas. A medida que iban marchando, poco a poco, en distintos puntos del recorrido se fueron sumando grupos de jóvenes, familias completas o solitarios devotos hasta alcanzar las 5.000 almas.

Entre los principales inconvenientes, muchos caminantes puntualizaron la falta de veredas o sendas que faciliten el recorrido por la ruta. “Hace 17 años que me sumo a la peregrinación y siempre es el mismo drama. Este año llovió y hay zonas donde tenemos que caminar por el barro, es peligroso”, señaló Susana (54).

La procesión arribó cerca de las 9.30 al templo religioso donde se celebró la misa central. Luego, a las 11, se realizó otra misa que fue dedicada a las personas que padecen alguna enfermedad. “Yo tengo 34 años y camino desde los 7. Primero venía con mamá” explicó Gladys. Y agregó: “Ahora y desde los 17 años vengo con mi marido. Antes caminaba por tradición, hoy le pido a la Virgen salud para mi hijo que tiene retraso madurativo”.

Una caminata con cánticos  

Los peregrinos, algunos descalzos, otros en ojotas o con zapatillas llegaron cantando y rezando con rosarios en las manos. Sin embargo, el pedido y los agradecimientos en su mayoría coincidieron: salud y trabajo. Uno de ellos fue Emilio, quien contó: “Vengo a agradecer y pedir salud y trabajo. Desde 1987 camino y pido que me ayude. Soy docente de Santo Pipó. Ese año, (1987) le pedí trabajo y la virgen me ayudó, conseguí el trabajo como docente. Desde ese momento no paro de caminar por Dios y la Virgen”.

Los primeros devotos que llegaron a Fátima se mostraron  emocionados, algunos con lágrimas y con las manos levantadas en agradecimiento a los pedidos cumplidos.  “Once años atrás le pedí a la Virgen por la vivienda. Yo esperaba la casa desde hace 22 años. Pero al poco tiempo de pedirle, me la dieron. Sólo vengo a agradecer como cada año” explicó Faustina Bordón (62) oriunda del barrio Fátima.

Cerca de las 13 se realizó la misa por las Vocaciones. Y posteriormente, a las 15, la Santa Misa por los Sacerdotes y Religiosas. Finalmente, a las 17.30 se dio lugar a la Misa de la Paz. El encuentro finalizó, con una misa a las 19.30 de acción de gracias por los Jóvenes.

Operativos policiales

El evento se realizó sin inconvenientes debido a los distintos operativos de seguridad montados para resguardar a los caminantes. De acuerdo a datos aportados por la Dirección General de Seguridad Vial, se destinaron 68 efectivos, afectados en doble turno. Además, se destinaron cuatro móviles y cinco motocicletas. En cuanto a efectivos policiales, las distintas unidades destinaron un total de 120 efectivos.

Los puestos y vendedores

La entrada al predio de Fátima estaba rodeada de puestos que aprovecharon la fecha religiosa para ofrecer comidas, estampitas, cuadros, pulseras y demás productos.

Elsa Zalapa, es una de las comerciantes que arribó a Fátima el sábado cerca de las 18. Llegó de Santa Ana junto a su hija, Cristina de 17 años. “Siempre estamos un día antes” explicó Elsa, para poder levantar el estand y ofrecer sus productos, entre ellos floreros, velas, cuadros y estampitas. “Nosotras dormimos en el auto y anoche llovió muchísimo, pero estamos presentes”, dijo la comerciante.

Entre sus anécdotas, la mujer contó que en el 2013 no tenían coche y tuvieron que dormir en la entrada a la ermita. “Ese año nos agarró el agua, pero le cumplimos a la Virgen”. Y señaló “vi muy poca gente este año. Porque años pasados desde las 4 de la mañana ya había gente comprando. Éste es el primer año que no hay gente como antes en Fátima”.

Elsa y su hija hacen el mismo recorrido desde hace 17 años “es una promesa a la Virgen, soy comerciante y le prometí venir cada año desde hace 17 años, que fue cuando quedé embarazada. En agradecimiento, venimos con mi hija que hoy tiene 16 años”.

Vende caburé
Mauricio Fernández tiene 25 años y desde los once vende el tradicional “caburé”. Ayer a las 5 llegó junto a su esposa e hijo, de siete meses, e instaló la parrilla frente a Fátima. “La parrilla es un invento mío”, explicó Mauricio a los periodistas. Y siguió “todo lo que tiene lo hice en un mes y hace tres años vengo a Fátima para agradecerle a la Virgen por mi trabajo y familia”.

Entrada a Fátima: una odisea

Muchos tuvieron que cruzar por un puente improvisado para lograr ingresar al Centro de Espiritualidad de Fátima. La mayoría hizo malabares para no mojarse los calzados, aunque todos terminaron con algo de barro.

“En mi fe encontré la fuerza para seguir”

En 1992, Francisco Omar Medina Rebersat tenía 28 años, se había casado hacía 12 meses y acababa de nacer su primera hija. Unos meses después recibió la noticia que cambiaría su vida. “Yo era un excelente trabajador, así que en esos días había conseguido un ascenso” explicó con una sonrisa. Y siguió “iba todo muy bien, estaba feliz. Pero un día me advirtieron que mis ojos no estaban bien y que pronto iba a perder la vista. Yo me eché a reír, no podía creer eso. Me dije a mí mismo ‘tranquilo, eso no va a ocurrir’”.

Con los días, poco a poco, la vista fue fallando “primero el ojo izquierdo que al cabo de un mes ya no veía nada. Entonces me preocupé y me hice ver el ojo derecho. Me sometí a seis cirugías para no perder mi vista. Pero un año después estaba ciego, nada pudieron hacer. Todo se complicó en mi vida y yo me sentía perdido”. Su esposa, que en ese momento tenía 20 años, lo acompañó en cada paso. Con ayuda de ella, se acercó a Dios y a la Virgen “estaba muy triste y les hice tres pedidos. El primero fue un trabajo para mi señora y a los dos días la llamaron”.

El segundo pedido de Francisco fue tener la jubilación por discapacidad. “Me dijo mi abogada que eso tardaba, incluso hasta dos años. Pero después de pedirle a Dios y a la Virgen, me concedieron a los tres meses”. Por último pidió la adjudicación de una vivienda. “Era un sueño enorme y mi fe era infinita. Fue así que a los siete meses me avisaron que tenía mi casa en Santa Rita. Sentí que poco a poco me recuperaba, me sentía fuerte”.

Francisco explicó que al perder la vista “todo lo que conocía cambió y me tocó vivir mi peor historia, porque de ser el pilar de la casa, me vi en el peor momento. Yo nunca bajé los brazos y desde el primer día en que me dieron un bastón blanco salí a la calle porque necesitaba ayudar a mi familia”.

En el 2003 la situación se complicó. “Me decidí trabajar como comerciante, cruzaba al Paraguay donde hacía las compras”. Cinco meses después. “Conseguí un empleo, y desde hace 11 años soy empleado administrativo en el Ministerio de Desarrollo Social”. Allí, Francisco asesora a “los colegas discapacitados, a los jubilados y pensionados”.
Ayer, como hace muchos años, caminó rumbo a Fátima. “Para agradecer porque muchas veces me sentí débil, pero en mi fe encontré la fuerza para seguir adelante”.

(Fuente: Primera Edición)


Video que registra parte de la peregrinación, y la misa central en el predio del Centro de Espiritualidad Fátima.

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